El despido objetivo es una figura legal regulada por el Estatuto de los Trabajadores, que permite a una empresa desvincular a uno o más empleados basándose en causas objetivas justificadas. Estas causas pueden ser económicas, técnicas, organizativas o de producción. Aquí conocerás cuáles son los requisitos que debe cumplir el empresario, los principales tipos que existen, entre otros aspectos.

¿Cuáles son los requisitos de un despido objetivo?

Para que un despido objetivo sea válido, la empresa deberá cumplir con los siguientes requisitos:

  • Causa justificada: Debe existir alguna de las causas previstas en el artículo 52 del estatuto, como dificultades económicas o cambios tecnológicos que afecten al puesto de trabajo.
  • Comunicación escrita: El trabajador debe recibir una carta de despido objetivo, donde se detallen las causas y las evidencias que las sustentan.
  • Indemnización: Es obligatorio poner a disposición del trabajador la indemnización de 20 días por año de servicio, con un máximo de 12 mensualidades.
  • Preaviso: Dependiendo del caso, puede requerirse un periodo de preaviso, que permite al empleado prepararse para la transición.

Tipos de despido objetivo

Existen varios tipos de despido objetivo, incluyendo el despido por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción. Cada tipo responde a distintas necesidades de la empresa, como ajustes por baja productividad, adaptación a nuevas tecnologías o reestructuraciones internas. Estos despidos siempre deben fundamentarse en causas reales y comprobables para considerarse procedentes.

Despido objetivo procedente

Cuando esta figura legal se ajusta a las normativas y cumple con todos los requisitos legales, se considera procedente. Esto significa que la empresa ha demostrado de manera efectiva la necesidad del despido basada en causas objetivas, y ha seguido el proceso adecuado. En estos casos, el trabajador recibe la indemnización estipulada y, generalmente, no tiene bases para una reclamación exitosa por improcedencia.

En un despido objetivo procedente, la relación laboral se termina de manera formal y ordenada, dejando poco espacio para disputas legales, siempre y cuando se haya respetado el derecho del trabajador a una representación adecuada y a ser informado adecuadamente sobre las causas y consecuencias del despido.

Despido objetivo improcedente

Un despido objetivo se considera improcedente cuando no se cumplen todos los requisitos legales o cuando la causa alegada no es suficiente para justificar la extinción del contrato. En estos casos, el trabajador puede impugnar el despido y, si se determina su improcedencia, puede optar por ser readmitido o recibir una indemnización aumentada.

La improcedencia del despido a menudo resulta en costes adicionales para la empresa, tanto económicos como en términos de imagen y moral interna, lo que subraya la importancia de llevar a cabo un despido objetivo con todas las garantías legales.

Despido objetivo nulo

Este despido es declarado nulo cuando se realiza violando derechos fundamentales del trabajador o cuando se incurre en discriminación. También, puede declararse nulo si no se ha realizado el pago de la indemnización de forma adecuada o si el proceso ha ignorado requisitos esenciales, como la consulta a los representantes de los trabajadores en el caso de un despido colectivo.

En situaciones donde el despido es declarado nulo, el trabajador debe ser reintegrado en su puesto de trabajo, y la empresa debe compensar cualquier pérdida de salario desde la fecha del despido hasta la readmisión efectiva.

Causas

Las causas para un despido objetivo pueden variar, pero siempre deben ser justificables y verificables. Las reformas económicas, ajustes organizativos necesarios para la supervivencia de la empresa, o la implementación de nuevas tecnologías que suponen modificaciones técnicas operadas en el puesto de trabajo, son ejemplos típicos de causas objetivas.

Ineptitud sobrevenida del trabajador

La ineptitud sobrevenida se refiere a la situación donde un trabajador, previamente competente, se vuelve incapaz de cumplir con sus funciones de manera adecuada debido a cambios en las exigencias del puesto o a la evolución de las habilidades necesarias. Este tipo de despido requiere una evaluación cuidadosa para asegurar que la ineptitud es real y no remediable mediante formación o adaptación.

Falta de adaptación del trabajador a las nuevas tecnologías

Cuando se introducen nuevas tecnologías o métodos de trabajo que requieren habilidades diferentes, puede darse un despido por falta de adaptación si el trabajador no consigue realizar la transición después de un periodo razonable y tras haber recibido formación adecuada. Este tipo de despido debe ser el último recurso, después de intentar todas las medidas posibles para facilitar la adaptación del empleado.

Causas que afecten a la organización

Las causas organizativas pueden incluir reestructuraciones internas necesarias para mejorar la eficiencia o la competitividad de la empresa. Estas pueden abarcar desde la eliminación de departamentos redundantes hasta cambios en la jerarquía o en las funciones de los empleados, siempre y cuando se justifique plenamente cómo estas modificaciones contribuyen al objetivo empresarial y se realicen de acuerdo a la ley.

Falta de consignación suficiente para mantener el contrato indefinido

En algunos casos, la falta de recursos económicos suficientes para mantener los contratos indefinidos puede ser una causa válida para este tipo de despido. Esto usualmente requiere una demostración clara de la insostenibilidad financiera de mantener dichos contratos, basada en una documentación detallada y objetiva.

Cuantía de la indemnización

La indemnización por despido objetivo se calcula en base a 20 días de salario por año trabajado, con un límite de 12 mensualidades. Esta compensación busca ofrecer un soporte económico al trabajador mientras busca nuevas oportunidades de empleo.

Por otra parte, es clave que la indemnización se ponga a disposición del trabajador de manera inmediata al comunicar el despido, como garantía de cumplimiento de las obligaciones legales por parte del empleador. En este aspecto, el incumplimiento puede llevar a que el despido sea calificado como improcedente o incluso nulo, incrementando las responsabilidades financieras y legales de la empresa.